Una de las divisiones más importantes del trabajo ha sido la
separación de lo intelectual con respecto al trabajo manual, es decir la
división entre quienes planean y quienes ejecutan el trabajo. La aparición de
la propiedad les permite a las personas más poderosas de la sociedad la
apropiación de la tierra, el ganado, las herramientas, etcétera, con lo cual
logran acumular grandes riquezas basadas en la agricultura, la ganadería, la
explotación de metales y las artesanías. Este poder económico les permite el
control social, de manera que logran aún mayores ganancias y pueden darse una
vida de comodidades. De esta forma, la sociedad se divide en dos grandes
grupos: los explotadores y los explotados. Los nobles, los funcionarios, la
iglesia y los grandes terratenientes viven a expensas de la explotación de los
campesinos, pastores y artesanos.
Como bien podemos apreciar en la siguiente pirámide como se administra o dividen los mandos en una organización básica.
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